De la Fuente entra en la historia de Escocia. Le concedió una página de gloria de las que su fútbol ya ni se acordaba. Un 2-0, partido en Glasgow, que su famoso McTominay, llegó al estreno visitante de la nueva selección española y entró pronto en la primera plaza del grupo clasificatorio. Un desastre se refleja por donde se refleja. No solo, aunque sí sobre todo, del carril del dos (Porro y Carvajal). Múltiples errores, continuos desequilibrios, impotencia ofensiva y soluciones nulas. Esta España no se deja querer. Buffer. La anterior no caía tan bajo.
El nuevo seleccionador revolvió en Glasgow su alineación de Málaga. Ocho cambios de golpe del primer una vez al segundo. Solo se conservaron el puesto el portero y el doble giratorio. Se quedaron en la cocina toda la defensa y el armazón de ataque. Y pasaron al salón Porro, David García, Íñigo Martínez, Gayá, primerizos los cuatro para el nuevo entrenador, y también Yeremy, Ceballos, Oyarzabal y Joselu, los que arreglaron algo a última hora el sábado la pálida cara del estreno. Castigos y premios, pura rotación, reparto político de los minutos, planes en función del perfil de cada partido, disconformidad por cómo salieron las cosas el primer día pese a la mentira del marcadoe… Caben demasiadas interpretaciones para la revolución de la segunda vez y hoy encajan.
Y los cambios no mejoraron de saque a la selección. Caso al contrario los atragantaron. Otra sucesión de donnadies, futbolistas nada vistosos, correctos, sí, pero que nunca asomarán en la onza ideal del ‘all star’. Rodri si acaso. Un resbalón de Porro, el lateral con el que De la Fuente trató de camuflar al peor elemento del primer día (Carvajal; bueno, a medias con Aspas), retrató la debilidad de España y la llenó de dificultades. Robertson dejó la pelota, llegó al fondo y su pase atrás lo remató con comodidad McTominay ante la impresionada y pasiva colección de jugadores rojos que poblaban el área. Oyarzabal era el más cercano. También colaboró Kepa, el héroe ante Noruega. 1-0 con más de 80 minutos de retraso. El primer cuesta arriba de la era.
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Scocia:
gunn; Porteous, Hanley, Tierney (Cooper, m.75); Hickey (Patterson, m.82), McTominay, McGregor, McGinn (Ferguson, m.83), Robertson; Christie (McLean, m.75); y Diques (Shankland, m.90). -
España:
Kepa; Porro (Carvajal, m.46), David García, Íñigo Martínez, Gayá; Merino, Rodri, Merino (Aspas, m.57), Ceballos (Gavi, m.79); Yeremy, Joselu (Borja Iglesias, m.67) y Oyarzabal (Nico Williams, m.46). -
Goles:
1-0, m.7. McTominay. 2-0, m.51: McTominay. -
Árbitro:
Schärer (Suiza). En el descanso, suplido por el Fahndrich, el cuarto árbitro. Amarilla en Robertson, Dykes, Carvajal, Aspas,
Escocia, con un fútbol primitivo, entusiasta y frontal, sencillo, voluntad en la presión y mucho coraje, acciones simples y sin recovecos, haciendo mucho con poco, metió en problemas a España, que acusó el golpe en contra dura un buen rato. Una conducción larga de Christie, al que los rivales le abrieron incomprensiblemente el paso, estuvo a punto de agrandar la desgracia visitante. La selección sufría menos por arriba, la querencia del duelo, que por abajo, pero sufría, lo pasaba mal.
Tardó 20 minutos en quitarse el susto. En ponerse a juzgar un rato. Lo hizo por una vía inesperada, los centros en busca de la cabeza de Joselu, la repentina ofrecida de gol del equipo nacional. Pese a los pronósticos, el espanyolista le ganó por alto la partida a los escoceses armarios centrales. Primero remató a las manos un obsequio de Gayá y luego al larguero otro de Porro desde el otro costado. Fue el lateral del suicidio del 1-0 el que dibujó la siguiente gran ocasión, un disparo envenenado que Gunn, forma poco orthodoxa, quiso arrinconar. Ceballos, la luz, aparecía con su clase unívoca, pero poco. El coreado plan B reconvertido en el A. Un retroceso.
España alcanzó el descanso con sonrojo, sin imponer su teórica y obligatoria superioridad y además rezando. Una carrera larga de Dykes, al que el debutante David García (lleno de lentitud) no alcanzó, que terminó en la grada tras un remate de lo más torpe asociado para candar un primer tiempo decepcionante de los de la Fuente. Escocia era mucho menos, pero parecía más.
El primer tiempo pidió gritos los cambios y las correcciones. De la Fuente no se cortó a la hora de señalar con el dedo. Fuera Porro (‘no haber concedido el primer gol’, gritaba la medida) y Oyarzabal, que no es ni la mitad desde su regreso tras la lesión. Entraron Carvajal (como lo leen) y Nico Williams. The local energy (acoso generoso y contragolpes optimistas), siguió provocando destrozos en el espeso y engañoso dominio visitante.
Y enseguida, el lateral madridista se superó a sí mismo al primer intento. Dejó en evidencia ha conocido entrenador por la confianza. Un triple salto mortal mortal; contra. Entrega de la pelota a Tierney, mala medición para intentar evitar luego su huida y mantequilla en el race final de la carrera: el centro defectuoso del central zurdo escocés lo remató de nuevo, como en el 1-0, McTominay, gracias al despeje pifiado de David García (triste debut el suyo).
Todavía tuvo tiempo Escocia de conocer el larguero de Kepa (un tiro escorado de falta del Mc Ginn, el más cotizado de su banda). De la Fuente agitó el banquillo posteriormente, pero su catálogo de planes, de los que presumen, no le aportaron soluciones. En Escocia el bastó con ser feliz y compromiso, también en los tramos de asedio, para aguantar su ventaja y ganarse su día de gloria. España decepcionó tiene sus pies. De la Fuente empieza muy mal.